Tiempos de trampas, tiempo de tahúres, tiempos de listos, tiempos de engaños. Los que saben juegan con las cartas marcadas (espero que si no funciona la moral al menos que si lo haga el Código Penal) si no tendremos que hacer algo pues de lo contrario nos van a desplumar.
Yo por mi parte:
Yo por mi parte:
Señores, no juego ¡Rompo la baraja!
Caravaggio - Partida de cartas
El Juego
Rafael Alcides Pérez
A Daniel
El juego está marcado desde el comienzo.
El niño, con esa oscura intuición de niño,
lo sabe,
y entra en la vida
haciendo de policía o de bandido,
o de ambos alternativamente
si es un niño complicado.
El juego
ya no se detendrá más.
Tal vez el niño no sepa
que luego las balas serán de verdad
y amargos los días de la cárcel,
más amargo aún el engaño de los del resto de la banda,
y que el que cae muerto o asalta una diligencia
lo hace para toda la vida;
pero el niño entra en el juego,
como uno más,
disparando al corazón.
El niño, con esa oscura intuición de niño,
lo sabe,
y entra en la vida
haciendo de policía o de bandido,
o de ambos alternativamente
si es un niño complicado.
El juego
ya no se detendrá más.
Tal vez el niño no sepa
que luego las balas serán de verdad
y amargos los días de la cárcel,
más amargo aún el engaño de los del resto de la banda,
y que el que cae muerto o asalta una diligencia
lo hace para toda la vida;
pero el niño entra en el juego,
como uno más,
disparando al corazón.
Shape of my heart
Sting
Sting
La forma de mi corazón
Sting
Él reparte las cartas como una meditación
Y aquellos con los que juega nunca sospechan
Él no juega por el dinero que gana
Él no juega por el respeto
Él reparte las cartas para encontrar la respuesta
La geometría sagrada de la oportunidad
La oculta ley de resultado probable
Los números conducen una danza
Yo sé que las “espadas” son espadas de un soldado
Yo sé que los “bastos” son armas de guerra
Yo sé que los “diamantes” significan dinero para este arte
Pero esa no es la forma de mi corazón
Él puede jugar el “Jack” de diamantes
Él puede poner la “Reina” de espadas
Él puede encubrir un “Rey” en su mano
Mientras el recuerdo de eso desaparece
Yo sé que las “espadas” son espadas de un soldado
Yo sé que los “bastos” son armas de guerra
Yo sé que los “diamantes” significan dinero para este arte
Pero esa no es la forma de mi corazón
Esa no es la forma, la forma de mi corazón
Y si te dije que te amaba
Quizá pensarías que algo está mal
No soy un hombre de muchos rostros
La máscara que uso es una
Aquellos que hablan no saben nada
Y descubren a su costo
Como los que maldicen su suerte en muchos lugares
Y aquellos que sonríen están perdidos
Yo sé que las “espadas” son espadas de un soldado
Yo sé que los “bastos” son armas de guerra
Yo sé que los “diamantes” significan dinero para este arte
Pero esa no es la forma de mi corazón
Esa no es la forma de mi corazón.
Y aquellos con los que juega nunca sospechan
Él no juega por el dinero que gana
Él no juega por el respeto
Él reparte las cartas para encontrar la respuesta
La geometría sagrada de la oportunidad
La oculta ley de resultado probable
Los números conducen una danza
Yo sé que las “espadas” son espadas de un soldado
Yo sé que los “bastos” son armas de guerra
Yo sé que los “diamantes” significan dinero para este arte
Pero esa no es la forma de mi corazón
Él puede jugar el “Jack” de diamantes
Él puede poner la “Reina” de espadas
Él puede encubrir un “Rey” en su mano
Mientras el recuerdo de eso desaparece
Yo sé que las “espadas” son espadas de un soldado
Yo sé que los “bastos” son armas de guerra
Yo sé que los “diamantes” significan dinero para este arte
Pero esa no es la forma de mi corazón
Esa no es la forma, la forma de mi corazón
Y si te dije que te amaba
Quizá pensarías que algo está mal
No soy un hombre de muchos rostros
La máscara que uso es una
Aquellos que hablan no saben nada
Y descubren a su costo
Como los que maldicen su suerte en muchos lugares
Y aquellos que sonríen están perdidos
Yo sé que las “espadas” son espadas de un soldado
Yo sé que los “bastos” son armas de guerra
Yo sé que los “diamantes” significan dinero para este arte
Pero esa no es la forma de mi corazón
Esa no es la forma de mi corazón.
Los Reyes de la Baraja
Federico García Lorca
Si tu madre quiere un rey,
la baraja tiene cuatro:
rey de oros, rey de copas,
rey de espadas, rey de bastos.
Corre que te pillo,
corre que te agarro,
mira que te lleno
la cara de barro.
Del olivo
me retiro,
del esparto
yo me aparto,
del sarmiento
me arrepiento
de haberte querido tanto.
Lily, Rosemary and the Jack of Hearts
Bob Dylan
Bob Dylan
Lily, Rosemary y la Jota de Corazones
El festival se acabó. Los chicos planean retirarse una temporada.
El cabaret estaba en silencio, excepto por el taladro de la pared.
Se había dado el toque de queda, y la ruleta se había cerrado.
Cualquiera que tuviese un poco de sentido común, ya se habría ido de la ciudad.
Él estaba de pie, al lado de la puerta, mirando como si fuera la jota de corazones.
Cruzó la habitación llena de espejos. y dijo: "¡Una ronda para todos!"
Y después de haber llamado su atención, todo el mundo continuó a lo suyo.
Entonces, caminó hacia un extraño, y le preguntó con una sonrisa:
"Amigo, ¿sería usted tan amable de decirme a que hora comienza el espectáculo?"
Se apartó hacia una esquina, con la cara hacia abajo como la jota de corazones.
Entre bastidores, las chicas jugaban a póker de cinco cartas en las escaleras.
Lily tenía dos reinas, esperando por otra más para hacer un trío.
Afuera, las calles estaban llenas, y la ventana abierta de par en par.
Una ligera brisa soplaba. Podías sentirla dentro.
Lily hizo una nueva apuesta, y sacó la jota de corazones.
Big Jim no era el tonto de nadie. Poseía la única mina de diamantes de la ciudad.
Hizo su típica entrada, aparentando elegancia y educación.
Con sus guardaespaldas y bastón plateado y el pelo en su sitio.
Cogió todo lo que quiso y lo puso sobre la mesa para gastárselo.
Pero sus guardaespaladas y su bastón plateado no eran rival para la jota de corazones.
Rosemary peinó sus cabellos y tomó un carruaje hacia la ciudad.
Se coló por la puerta lateral, mirando como una reina sin corona.
Parpadeó con sus falsas pestañas y le susurró al oído:
"Siento haber llegado tarde, cariño". Pero él no pareció oirla.
Tenía la mirada fija hacia la jota de corazones.
"Sé que he visto esa cara antes", pensaba Big Jim para sí.
"Quizá en Méjico, o en un retrato en la estantería de alguien".
Pero entonces la multitud empezó a pisar cada vez más fuerte, y la luz de la casa se apagó.
Y en la oscuridad de la habitación, tan sólo estaban Jim y él.
Mirando hacia la mariposa que había cogido la jota de corazones.
Lily era una princesa. Había sido de piel clara y preciosa de niña.
Hizo todo lo que tuvo que hacer. Tenía ese destello de certeza cada vez que sonreía.
Había salido de un hogar roto, y de un montón de extraños asuntos.
Con hombres en cada camino de su vida, que la llevaron a todos los sitios.
Pero nunca había conocido a nadie como la jota de corazones.
El juez vino pasando desapercibido, y fué servido con vino y la cena.
El taladro en la pared continuaba, pero nadie parecía darle importancia.
Era sabido por todo el mundo allí que Lily tenía el anillo de Jim.
Y nada sucedería nunca entre Lily y el rey.
No, nada excepto quizá la jota de corazones.
Rosemary empezó a beber demasiado, y vió su reflejo en la hoja del cuchillo.
Estaba cansada de la atención que le daba, cansada de su papel de mujer de Big Jim.
Había echo un montón de cosas malas, incluso un intento de suicidio.
Buscaba tan sólo una buena acción que hacer antes de morir.
Miraba el futuro, cabalgando sobre la jota de corazones.
Lily se lavó la cara, se quitó el vestido y lo tiró a un lado.
"¿Se ha acabado tu suerte?", se rió diciendo a sí misma.
"Bueno, supongo que deberías haber que ocurriría algún día.
Ten cuidado con no tocar la pared, que tiene una nueva capa de pintura secando.
Me alegro de ver que sigues viva. Pareces una santa".
Abajo en el vestíbulo, se oían pisadas venir hacia la jota de corazones.
El encargado de entre bastidores se paseaba de un lado a otro con su silla.
"Hay algo divertido que está pasando", dijo. "Puedo sentirlo en el aire".
Fué a buscar al juez, pero el juez estaba borracho.
Mientras el actor principal se metía en el traje de un monje.
No había actor mejor que la jota de corazones.
Los brazos de Lily abrazaban fuertemente al hombre que más deseaba tocar.
Olvidó todo lo demás de él. No se resistió a quien la había estado rondando tanto tiempo.
"Te hecho tanto de menos", le dijo. Y el sintió que era sincera.
Pero mas allá de la puerta, se sintió con miedo y celoso.
Tan sólo otra noche más en la vida de la jota de corazones.
Nadie supo nunca los motivos, pero dijeron que todo sucedió muy deprisa.
La puerta de acceso al vestuario se abrió y un frío revólver fué disparado.
Y Big Jim estaba allí, no podía estar sorprendido de la escena.
Rosemary a su lado, con firmeza en su mirada.
Estaba con Big Jim, pero de parte de la jota de corazones.
Dos puertas más abajo, finalmente los chicos hicieron el agujero.
Y limpiaron la caja fuerte. Dicen que se llevaron un buen botín.
En la oscuridad, a la orilla del río, esperaron
a un miembro más de la banda que estaba con un asunto en la ciudad.
Pero no podrían ir muy lejos sin la jota de corazones.
El día siguiente, fue el día señalado. El cielo estaba nublado y oscuro.
Big Jim estaba tapado, asesinado con un cortaplumas en la espalda.
Y Rosemary en la horca, apenas pestañeó.
El juez estaba sobrio, no había bebido nada.
La única persona desaparecida de la escena fue la jota de corazones.
El cabaret estaba vacío, ahora. Un cartel decía "cerrado por obras".
Lily ya se había quitado todo el tinte del pelo.
Pensaba en su padre, a quien raras veces veía.
Pensando en Rosemary y pensando en la justicia.
Pero, sobre todo, pensaba en la jota de corazones.
El cabaret estaba en silencio, excepto por el taladro de la pared.
Se había dado el toque de queda, y la ruleta se había cerrado.
Cualquiera que tuviese un poco de sentido común, ya se habría ido de la ciudad.
Él estaba de pie, al lado de la puerta, mirando como si fuera la jota de corazones.
Cruzó la habitación llena de espejos. y dijo: "¡Una ronda para todos!"
Y después de haber llamado su atención, todo el mundo continuó a lo suyo.
Entonces, caminó hacia un extraño, y le preguntó con una sonrisa:
"Amigo, ¿sería usted tan amable de decirme a que hora comienza el espectáculo?"
Se apartó hacia una esquina, con la cara hacia abajo como la jota de corazones.
Entre bastidores, las chicas jugaban a póker de cinco cartas en las escaleras.
Lily tenía dos reinas, esperando por otra más para hacer un trío.
Afuera, las calles estaban llenas, y la ventana abierta de par en par.
Una ligera brisa soplaba. Podías sentirla dentro.
Lily hizo una nueva apuesta, y sacó la jota de corazones.
Big Jim no era el tonto de nadie. Poseía la única mina de diamantes de la ciudad.
Hizo su típica entrada, aparentando elegancia y educación.
Con sus guardaespaldas y bastón plateado y el pelo en su sitio.
Cogió todo lo que quiso y lo puso sobre la mesa para gastárselo.
Pero sus guardaespaladas y su bastón plateado no eran rival para la jota de corazones.
Rosemary peinó sus cabellos y tomó un carruaje hacia la ciudad.
Se coló por la puerta lateral, mirando como una reina sin corona.
Parpadeó con sus falsas pestañas y le susurró al oído:
"Siento haber llegado tarde, cariño". Pero él no pareció oirla.
Tenía la mirada fija hacia la jota de corazones.
"Sé que he visto esa cara antes", pensaba Big Jim para sí.
"Quizá en Méjico, o en un retrato en la estantería de alguien".
Pero entonces la multitud empezó a pisar cada vez más fuerte, y la luz de la casa se apagó.
Y en la oscuridad de la habitación, tan sólo estaban Jim y él.
Mirando hacia la mariposa que había cogido la jota de corazones.
Lily era una princesa. Había sido de piel clara y preciosa de niña.
Hizo todo lo que tuvo que hacer. Tenía ese destello de certeza cada vez que sonreía.
Había salido de un hogar roto, y de un montón de extraños asuntos.
Con hombres en cada camino de su vida, que la llevaron a todos los sitios.
Pero nunca había conocido a nadie como la jota de corazones.
El juez vino pasando desapercibido, y fué servido con vino y la cena.
El taladro en la pared continuaba, pero nadie parecía darle importancia.
Era sabido por todo el mundo allí que Lily tenía el anillo de Jim.
Y nada sucedería nunca entre Lily y el rey.
No, nada excepto quizá la jota de corazones.
Rosemary empezó a beber demasiado, y vió su reflejo en la hoja del cuchillo.
Estaba cansada de la atención que le daba, cansada de su papel de mujer de Big Jim.
Había echo un montón de cosas malas, incluso un intento de suicidio.
Buscaba tan sólo una buena acción que hacer antes de morir.
Miraba el futuro, cabalgando sobre la jota de corazones.
Lily se lavó la cara, se quitó el vestido y lo tiró a un lado.
"¿Se ha acabado tu suerte?", se rió diciendo a sí misma.
"Bueno, supongo que deberías haber que ocurriría algún día.
Ten cuidado con no tocar la pared, que tiene una nueva capa de pintura secando.
Me alegro de ver que sigues viva. Pareces una santa".
Abajo en el vestíbulo, se oían pisadas venir hacia la jota de corazones.
El encargado de entre bastidores se paseaba de un lado a otro con su silla.
"Hay algo divertido que está pasando", dijo. "Puedo sentirlo en el aire".
Fué a buscar al juez, pero el juez estaba borracho.
Mientras el actor principal se metía en el traje de un monje.
No había actor mejor que la jota de corazones.
Los brazos de Lily abrazaban fuertemente al hombre que más deseaba tocar.
Olvidó todo lo demás de él. No se resistió a quien la había estado rondando tanto tiempo.
"Te hecho tanto de menos", le dijo. Y el sintió que era sincera.
Pero mas allá de la puerta, se sintió con miedo y celoso.
Tan sólo otra noche más en la vida de la jota de corazones.
Nadie supo nunca los motivos, pero dijeron que todo sucedió muy deprisa.
La puerta de acceso al vestuario se abrió y un frío revólver fué disparado.
Y Big Jim estaba allí, no podía estar sorprendido de la escena.
Rosemary a su lado, con firmeza en su mirada.
Estaba con Big Jim, pero de parte de la jota de corazones.
Dos puertas más abajo, finalmente los chicos hicieron el agujero.
Y limpiaron la caja fuerte. Dicen que se llevaron un buen botín.
En la oscuridad, a la orilla del río, esperaron
a un miembro más de la banda que estaba con un asunto en la ciudad.
Pero no podrían ir muy lejos sin la jota de corazones.
El día siguiente, fue el día señalado. El cielo estaba nublado y oscuro.
Big Jim estaba tapado, asesinado con un cortaplumas en la espalda.
Y Rosemary en la horca, apenas pestañeó.
El juez estaba sobrio, no había bebido nada.
La única persona desaparecida de la escena fue la jota de corazones.
El cabaret estaba vacío, ahora. Un cartel decía "cerrado por obras".
Lily ya se había quitado todo el tinte del pelo.
Pensaba en su padre, a quien raras veces veía.
Pensando en Rosemary y pensando en la justicia.
Pero, sobre todo, pensaba en la jota de corazones.
Debra Teare - Jack of Hearts
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