Mediados de los años 60, cuando Los Bravos amenizaban guateques y coches de choque, ocurría que por llevar la mocita mangas cortas a misa, el flequillo "a lo beatle" del adolescente, pasear rozando la mano de tu acompañante o tonterías inocentes que no hacían mal a nadie, daba pábulo para poner en marcha las lenguas maldicientes de las guapas gentes de derechas, beatas arrugadas por la mala uva y aburrimiento y demás fauna. Eso que Buñuel llamó "El discreto encanto de la burguesía" y que cuando hechaban el bulo a rodar, crecía como bola de nieve, arruinando reputación, vidas y felicidad de los que le caía en suerte la atención de sus lenguas.
No ha cambiado mucho, basta leer foros, chat y redes de la cosa o sea la web. Nada nuevo bajo el sol.
Ignacio Díaz Olano - Murmuración y Castigo
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