miércoles, 2 de noviembre de 2011

Dia de Difuntos, buñuelos y Plaza Mayor





Requiem en do menor K. 626
(Lacrimosa)
Wolfgang Amadeus Mozart



Juan de la Corte - Fiesta en la Plaza Mayor

En estos días, primeros de noviembre, en la televisión, adolescentes con máscaras de látex, tendencia a la acrotomofilia y calabazas de plástico pretendidamente tradicionales en las américas pero de importación china. Ya conocía que en algún lugar de la piel de toro se hacia lo mismo pero con los melones, los que tras ser colgados para dilatar su consumo se estropeaban y que tras hacerle con una navaja figuras e medias lunas, estrellas etc. e introducír una vela en su interior, la noche que va de Todos los Santos al Día de Difuntos iluminaban las calles para que las Animas Benditas pasearan con más facilidad en lo que un día había sido su terruño. Bien, decia que resistiendo a la invasión anglosajona-consumista (otra más tras el San Valentin y Papa Noel) emiten un reportaje sobre cementerios en el día de difuntos y los buñuelos de viento. Eso me hizo recordar el olor que despedían en las churrerías de Madrid cuando hace ya un tiempo vivia en la capital del reino. En especial una, "La Churrería San Ginés", situada en el pasaje del mismo nombre entre la Puerta el Sol y Plaza Mayor y de ahí venirme a la mente la música de Boccherini y una entretenida película de aventuras Master and Commander: The Far Side of the World en la que su banda sonora incluye la música de este compositor y cuando la vi me sucedió lo mismo que con los buñuelos. Una de las composiciones, la seguidilla de "Musica notturna della strade di Madrid", por mucho que lo he intentado sigue recreándome, no intrépidos lobos de mar, barcos y olas, sino la Plaza Mayor de Madrid y su trasiego de gentes de toda índole y condición recorriendola al alba: madrugadores tras la fiesta, parejas besandose, las farolas apagandose tras la llegada de la luz del amanecer, barrenderos con sus mangueras regando el empedrado. Cosa que ya contaba el propio compositor, sino de esta si de otra de sus músicas, Quinteto para cuerdas y guitarra en do mayor G 453 "La ritiridata di Madrid":

"Hay que imaginarse sentado al lado de la ventana en una noche de verano en Madrid. El sonido de una banda se puede escuchar a lo lejos desde alguna otra parte de la ciudad. Al principio, el sonido es muy bajo. Luego, poco a poco, la música crece cada vez más, haciéndose más fuerte; lo que indica que La ronda de noche pasa directamente bajo la ventana del oyente. Luego, gradualmente, el volumen disminuye y vuelve a ser débil a medida que la banda por la calle de desvanece a la distancia. "

Será porque en mis años mozos vivía a su vera, en una pensión del Pasaje de San Ginés y más de una vez era yo quien atravesaba "a la deriva" sus portales en esas inadecuadas y nada recomendables horas.
¡Ah! cuantos personajes y amistades conocí en la churrerería.... Pero eso es otra historia.

Master and Commander: The Far Side of the World
Master and Commander: Al otro lado del mundo
Peter Weir (2003)


Plaza Mayor (Madrid)
Visita del rey Felipe III a la Plaza el 14 de mayo de 1619
Anónimo
Museo Municipal




La Musica Notturna Delle Strade Di Madrid
(Quinteto para cuerda en do mayor, Op. 30)
Boccherini




Buñuelos de viento

Ingredientes:

200 gramos de harina, 50 gramos de mantequilla, 5 huevos, ½ litro de leche, 1 vaso pequeño de agua, 1 corteza de limón, azúcar, un poco de canela, aceite y sal.

Preparación:
Deposita en un cazo la leche y el agua, añade también la corteza de limón y una pizca de sal. Coloca el cazo en el fuego y cuando entre en hervor, agrega la harina de golpe y con el fuego bajo, remueve bien todo el compuesto.

Aumenta el fuego y prosigue la cocción hasta que veas que la mezcla se separa de las paredes del cazo. Retira el cazo esperando a que la masa se entibie. Añade ahora los huevos previamente batidos, poco a poco y sin parar de remover.

Una vez obtengas una masa homogénea, con la ayuda de una cuchara toma la medida para formar los buñuelos y fríelos en una sartén con abundante aceite bien caliente, hasta que veas que están dorados. Retira los buñuelos y deposítalos sobre un plato con papel de cocina para que se absorba el exceso de aceite.

Ahora tan sólo tienes que espolvorear los buñuelos con una mezcla de azúcar y canela en polvo.

Hoy es moda rellenarlos con cremas miles y bañarlos en chocolate y de tal guisa llamarlos profitreroles o petisús, en fin, si eres un snob o un goloso añádelo y buen provecho..





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