miércoles, 19 de octubre de 2011

Un paseo por el Badajoz más salvaje


Antonio Juez - El Pecado


Take a Walk on the Wild Side


Un paseo por el lado salvaje

Holly llegó de Miami Florida
cruzó todo E.E.U.U a dedo
Se depiló las cejas en el camino
Se afeitó las piernas y entonces se hizo ella
Y dice, hey babe, date una vuelta por el lado salvaje
Dice, hey dulce, date una vuelta por el lado salvaje.

Candy llegó de Island
En la habitación trasera era la querida de todos
Pero nunca perdió la cabeza
Ni siquiera cuando la chupaba
Dice, hey babe, date una vuelta por el lado salvaje
Dice el bebe, date una vuelta por el lado salvaje
Y las chicas de color dicen,

du,du,du,du...

El pequeño Joe nunca regalaba
Todo el mundo tenía que pagar y pagar,
Un polvo acá, un polvo allá
La ciudad de Nueva York es donde se dice
Hey bebe, date una vuelta por el lado salvaje
Y yo digo, hey Joe, date una vuelta por el lado salvaje.
Sugar Plum Fairy llegó y salió a la calle
Buscando comida para el alma, y un lugar donde comer

Fue al Apollo
Deberías haberla visto, bailar
Ellos decían, hey Sugar, date una vuelta por el lado salvaje 

Y yo decía, hey dulce, date una vuelta por el lado salvaje.

Jackie iba colgado de anfetas
creyó que era James Dean por un día
Después se pegó un palo
Creo que el Valium le habría ayudado a este golpe
Ella dijo, hey babe, date una vuelta por el lado salvaje
Y yo dije, hey dulce date una vuelta por el lado salvaje
Y las chicas de color decían, du du du du...





Si algún día, navegante que cruzando los procelosos océanos de la WWW has arribado a este rincón, visitas la ciudad de Badajoz y si tus quehaceres no van a estar dedicados a papeleos, médicos, impuestos, etc. o si vas de paso para comer en "O Cristo", mas si acaso tuvieras algún tiempo para dedicarlo a cuestiones menos prosaicas que las que habitualmente nos llevan a Batalyaws (بطليوس), la ciudad que un día fundara el renegado muladí emeritense Abd al-Rahmán Ibn Marwan El Chilliqui. Decía que si tienes tiempo y ganas de dar un paseo por el Badajoz más salvaje, no vayas a los pubs de ambiente, a casas de "señoritas que fuman", ni a burdeles con luces de neón a orillas de la autovía, ni tan siquiera a las cunetas y gasolineras de polígonos industriales. Si de verdad quieres contemplar el lado más bestia de la vida pacense, no dejes de visitar el Museo Provincial de Bellas Artes y allí dar un paseo por la obra de Antonio Juez.

Extremeño, pintor, ilustrador, diseñador de jardines, profesor, autodidacta, escritor, periodista, decorador, místico, culto, refinado, chivato de la policía franquista, religioso, pecador, chapero, afeminado, elegante, pensador y contradictorio con él mismo.




O si lo prefieres: Pintor, religioso, pecador, chapero, diseñador de jardines, profesor, autodidacta, escritor, periodista, decorador, místico, culto, refinado, chivato de la policía franquista, afeminado, elegante, pensador, contradictorio con él mismo y extremeño.




Quizá y mejor fuese: Chivato de la policía franquista, afeminado, elegante, pensador, contradictorio con él mismo, extremeño, pintor, religioso, pecador, chapero, diseñador de jardines, profesor, autodidacta, escritor, periodista, decorador, místico, culto y refinado.





O tal vez: místico, pintor, periodista, profesor, chivato de la policía franquista, pecador...






Las joyas
Charles Baudelaire

Ella estaba desnuda, y, sabiendo mis gustos,
Sólo había conservado las sonoras alhajas
Cuyas preseas le otorgan el aire vencedor
Que las esclavas moras tienen en días fastos.

Cuando en el aire lanza su sonido burlón
Ese mundo radiante de pedrería y metal
Me sumerge en el éxtasis; yo amo con frenesí
Las Cosas en que se une el sonido a la luz.

Ella estaba tendida y se dejaba amar,
Sonriendo de dicha desde el alto diván
A mi pasión profunda y lenta como el mar
Que ascendía hasta ella como hacia su cantil.

Fijos en mí sus ojos, como en tigre amansado,
Con aire soñador ensayaba posturas
Y el candor añadido a la lubricidad
Nueva gracia agregaba a sus metamorfosis;

Y sus brazos y piernas, sus muslos y sus flancos
Pulidos como el óleo, como el cisne ondulantes,
Pasaban por mis ojos lúcidos y serenos;
Y su vientre y sus senos, racimos de mi viña,

Avanzaban tan cálidos como Ángeles del mal
Para turbar la paz en que mi alma estaba
Y para separarla del peñón de cristal
Donde se había instalado solitaria y tranquila.

Y creí ver unidos en un nuevo diseño
-Tanto hacía su talle resaltar a la pelvis-
Las caderas de Antíope al busto de un efebo,
¡Soberbio era el afeite sobre su oscura tez!

-Y habiéndose la lámpara resignado a morir
Como tan sólo el fuego iluminaba el cuarto,
Cada vez que exhalaba un destello flamígero
Inundaba de sangre su piel color del ámbar.



El lado más bestia de la vida
Albert Plá




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