martes, 18 de octubre de 2011

No disparen al pianista


Hace ya mil años sobrevivía en un Madrid gris y cateto que salia a trompicones de una postguerra y entraba en lo que entonces se dio en llamar "el desarrollísmo" de los beatos del Opus Dei, por aquel entonces tenía una pandilla y ni un céntimo. De la cuadrilla hoy solo se del paradero de uno de ellos, Susi ¿Donde estarán todos ahora?. Sábados y domingos nos reuníamos en un bar, "El Avión Club" en la calle Hermosilla. Allí conocimos a Cesar, tendría unos 50 años -entonces me parecía viejísimo- vestido con un ajado traje dos tallas mayor, ajeno a lo que le rodeaba y quizá fuera porque, al ser los únicos "panolis" adolescentes de la variopinta fauna que frecuentaba el lugar le hacíamos gracia y a veces, eramos unos de los pocos a parte del camarero, a los que dirigía la palabra. Cesar era el pianista y, tras apoyar su muleta en el piano (era cojo), tocaba lo que le venía en gana y lo que algún cliente le pedía y allí, entre las cascaras de pipas de girasol que era el único aperitivo que te daban en el local, los aviones de las paredes y los cigarrillos de contrabando que nos vendía la señora del guardarropas pasábamos las tardes en las que no íbamos al cine -al Peñalver que estaba a la vuelta de la esquina o al Palafox en el barrio Bilbao- rodeados de raídas cortinas de terciopelo rojo, putillas busconas, progres barbados con trencas marrones, guapa gente de derechas del barrio Salamanca, pesados comunistas disfrazados de intelectuales y falangistas nostálgicos. Nosotros entre bromas le pediamos que nos tocara canciones de los Beatles y los Stones.

- ¿Cesar porqué no cantas Je T'aime, Moi Non Plus? -le decíamos de coña.

Y él a lo suyo, jazz, standars americanos de los 50 y boleros desgarrados (un día nos sorprendió con una versión de "The Long and Winding Road" mientras nos guiñaba un ojo). Cada hora más o menos dejaba de tocar, recogía algunas monedas del platillo de encima el piano, dejaba el taburete y bajaba del altillo donde tocaba para tomar una copa. Si había poca gente se sentaba con nosotros para quejarse de algún cliente estúpido que le pedía alguna canción estúpida.

Pasé hace unos años por allí para ver si aún existía "El Avión Club" y estaba cerrado. ¿Que habrá sido de Cesar?





Piano Man
Billy Joel


El pianista

Son las nueve en punto de un sábado
Llega el público de siempre
Hay un anciano sentado cerca de mí
Haciéndole el amor a su Gin & Tonic

Me dice: Hijo, ¿puedes tocarme una vieja canción?
No estoy realmente seguro de cómo va
Pero es triste y dulce, y me la sabía completa
Cuando era joven

Cántanos una canción, eres el pianista
Cántanos una canción esta noche
Pues todos tenemos ganas de una melodía
Y tú nos haces sentir bien

Ahora John, el de la barra, es mi amigo
Él me da gratis mis bebidas
Y es rápido con las bromas, o para encender tu cigarro
Pero hay algún lugar donde él preferiría estar

Me dice: “Bill, creo que esto me está matando”
Mientras la sonrisa desaparece de su rostro
Estoy seguro de que podría ser una estrella de cine
Si pudiera salir de este lugar”

Ahora Paul es un “novelista” de bienes raíces
Que nunca tuvo tiempo para una esposa
Y platica con Davy, quien aún está en la Marina
Y probablemente siga de por vida

Y la camarera está hablando de política
Mientras que el hombre de negocios se emborracha lentamente
Sí, ellos comparten una bebida a la que llaman soledad
Pero es mejor que beber a solas

Cántanos una canción, eres el pianista
Cántanos una canción esta noche
Pues todos tenemos ganas de una melodía
Y tú nos haces sentir bien

Es un lindo público para un sábado
Y el gerente me sonríe
Pues sabe que es a mí a quien han venido a ver
Para olvidarse de la vida por un momento

Y el piano suena como un carnaval
Y el micrófono huele como una cerveza
Y ellos se sientan en la barra y ponen monedas en mi frasco
Y me dicen: “Hombre, ¿qué haces aquí?”

Cántanos una canción, eres el pianista
Cántanos una canción esta noche
Pues todos tenemos ganas de una melodía
Y tú nos haces sentir bien.






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