viernes, 14 de octubre de 2011

Pobres tristes solitarios


Genovés - El callejón



Desolation Row
Bob Dylan

La calle de la desolación


Están vendiendo postales del ahorcamiento,
están pintando los pasaportes de color pardo,
el salón de belleza está lleno de marineros
el circo ha llegado a la ciudad
allí viene el ciego de la junta municipal,
lo han puesto en estado hipnótico,
una mano la tiene atada al equilibrista,
la otra está en sus calzoncillos
y el pelotón de motines está inquieto,
necesita ir a algún sitio,
mientras la dama y yo vigilamos esta noche
desde la calle de la desolación.


Cenicienta parece tan disoluta,
coge a cualquiera para conocerlo, sonríe
y pone sus manos en los bolsillos traseros
estilo Bette Davis.
y luego viene Romeo quejándose:
“Creo que me perteneces”
y alguien dice:
“Estás en el sitio equivocado,
amigo, será mejor que te largues”
y lo único que se oye
después de irse las ambulancias
es a Cenicienta barriendo
en la calle de la desolación.


Ahora la luna está casi escondida,
las estrellas se empiezan a ocultar,
incluso la dama adivina
ha hecho confidenciales todas sus cosas
todos, excepto Caín y Abel
y el jorobado de Notre-Dame,
están haciendo el amor
o esperando que llueva
y el buen samaritano se está vistiendo,
está preparándose para el show,
va a ir esta noche al carnaval
en la calle de la desolación.


Ofelia está bajo la ventana,
por ella siento tanto miedo,
en su 22 cumpleaños
es ya una solterona;
para ella la muerte es totalmente romántica,
lleva un chaleco de hierro,
su profesión es su religión,
su pecado es su falta de vida,
y aunque sus ojos están fijos
en el gran arco iris de Noé,
pasa su tiempo mirando furtivamente
a la calle de la desolación.


Einstein disfrazado de Robin Hood
con sus memorias en una maleta
pasó hace una hora por aquí
con su amigo el monje celoso,
y se mostró tan inmaculadamente correcto
cuando mendigó un cigarrillo,
después se marchó oliendo alcantarillas
y recitando el alfabeto,
no lo pensarías al verle
pero se hizo famoso hace tiempo
por tocar el violín eléctrico


El Doctor Mugre guarda su mundo
en una copa de cuero,
pero todos sus pacientes asexuados
están tratando de romperla,
ahora su enfermera, una furcia local,
está encargada de la guarida de cianuro
y también guarda las tarjetas que ponen:
“Tenga compasión de su alma”,
todos ellos siguen tocando penny whistles
los puedes oír soplar
si sacas lo bastante la cabeza
en la calle de la desolación.


Han colgado los telones
de un lado a otro de la calle,
se están preparando para la fiesta,
el fantasma de la ópera
la perfecta imagen de un cura,
están cebando a besos a Casanova
para que se sienta más seguro,
luego lo matarán con autoconfianza
después de envenenarlo con palabras,
el fantasma grita a las chicas flacas,
“¡Largo de aquí si no entendéis:
Casanova está siendo castigado
por ir a la calle de la desolación.


A medianoche todos los agentes
y la banda sobrehumana
salen y acorralan a cualquiera
que sepa más de lo que ellos saben
luego los llevan a la fábrica
donde la máquina de ataques al corazón
es atada sobre sus hombros.
y entonces el queroseno
es traído de los castillos
por los hombres del seguro que vienen
y controlan que nadie se está escapando a
de la calle de la desolación.


Orgulloso de ser el Neptuno de Nerón,
el Titanic zarpa al amanecer
todo el mundo está gritando,
“¿De qué lado estás tú?”
Y Ezra Pound y T. S. Elliot
luchan en el puesto de mando,
mientras cantantes de Calipso se ríen de ellos
y pescadores sostienen flores
entre las ventanas del mar,
donde abundan amorosas sirenas
y nadie tiene que pensar demasiado
sobre la Vía de la Desolación.


Sí, ayer recibí tu carta,
(justo cuando se rompió el llamador),
cuando me preguntaste cómo me lo montaba
y si aquello era algún tipo de broma
toda esa gente que mencionaste,
sí, sé que están completamente lisiados,
tuve que rehacer sus caras
y darles otro nombre a todos
ahora mismo no puedo leer muy bien
no me envíes más cartas, no,
no, a menos que lo envíes desde
la calle de la desolación.



Edgar Degas - La bebedora de absenta


Paz
Charles Bukowski

Junto a la mesa de la esquina en
El café
Está sentada
Una pareja de mediana edad.
Han terminado de comer
Y están bebiendo una cerveza
Cada uno.
Son las 9 de la noche.
Ella está fumando un cigarrillo.
Luego él dice algo.
Ella asiente.
Luego habla ella.
Él sonríe, mueve la mano
Luego se quedan callados.
A través de la persianas
Junto a la mesa
Parpadea
Una luz roja de neón.


No hay guerra
No hay infierno.


Luego él levanta su botella
De cerveza.


Es verde,
Se la lleva a los labios
Le da un sorbo.


Es una Coronet.


Ella tiene el codo derecho
Apoyado sobre la mesa
Y en la mano
Sostiene el cigarrillo
Entre el pulgar y
El índice
Y cuando ella le mira
Fuera las calles
Florecen
En la noche.


Suerte


Hubo una vez
En que fuimos jóvenes
Dentro de esta máquina
Bebíamos
Fumábamos
Tecleábamos


Fue un tiempo de
Esplendor
Un milagro


Aún lo es


Solo que ahora
En vez de
Ir hacia el tiempo
Es el tiempo
El que viene hacia nosotros
Y hace que cada palabra
Taladre
El papel


Clara
Rápida
Contundente


Alimentando
Un espacio
Que se cierra.


Edward Hopper - Habitación en Nueva York

Hablo de tu soledad
Mario Benedetti

Hablo de tu infinita soledad
dijo el fulano
quisiera entrar al saco de tu memoria
apoderarme de ella
desmantelarla desmentirla
despojarla de su último reducto.
Tu soledad me abruma/ me alucina
dijo el fulano con dulzura
quisiera que en las noches me añorara
que me echara de menos
me recibiera a solas.
Pero sucede que/
dijo calmosamente la mengana/
si tu bendita soledad
se funde con la mía
ya no sabré si soy en vos
o vos terminás siéndome.
¿Cuál de los dos será
después de todo
mi soledad legítima?.
Mirándose a los ojos
como si perdonaran
perdonarse
adiós
dijo el fulano;
y la mengana
adiós.




Only the lonely
Roy Orbison

Sólo los solitarios


Sólo los solitarios
Saben como
Me siento esta noche


Sólo los solitarios
Conocen este sentimiento
Tan terrible.


Ahí va mi chica
Ahí va mi corazón
Se han ido para siempre
Muy lejos.


Pero sólo los solitarios
Saben por qué lloro,
Sólo los solitarios.


Sólo los solitarios
Saben las penas
Que he pasado


Sólo los solitarios
Saben que lloro, que lloro por ti.


Quizás mañana
(aparezca) un nuevo amor
No más penas
Pero si hay suerte.


Es el riesgo que ha de correr
Tu solitario corazón roto.
Sólo los solitarios.




A mis soledades voy
(Lope de Vega)
Vicente Monera



Aunque, bien mirado, no anda descaminado (y eso que soy enemigo de sentencias) el adagio que dice: "Más vale solo que mal acompañado" siempre que tengas a mano, música, un libro, lápiz y papel y no estés recluido en una celda; que si así fuera (Dios no lo quiera) esté dotada de un espejo porque como dice Borges: "Estoy solo y no hay nadie en el espejo", la soledad más terrible de todas.

El Circo
 (1928)
Charlie Chaplin




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