miércoles, 15 de febrero de 2012

Viejuno



La gasolina
Daddy Yankee





Ayer en Mérida, intentando caminar bajo el intenso frío. El conductor y los acompañantes de un coche, que más parecía un ovni, tronando por las ventanillas una música..., bueno un sonido infame, parado en el paso de cebra cerca de la Plaza de España esperando que pasara un anciano portando una bolsa de supermercado en una mano y la otra apoyada en una garrota:

- ¡Viejuno, date prisa que no tenemos "to" el día! - Grita uno de ellos mientras el conductor acelera con el embrague pisado y haciendo un ruido amenazante.

Bajo de la acera y me pongo a la altura del señor mayor caminando a su paso.

- Y ahora este gilipollas ¿que coños hace?

Lo miro (con cara de mala hostia, que todo hay que decirlo) y tras volverme les digo: ¿Te refieres a mi, estúpido?

-¡Mamón! ¿Y tú de que coños te rayas? Pasa de una puta vez. - Me grita.

Saco la cartera y la abro a la "maniera" como lo hacen los polis en las películas, después cojo un bolígrafo y anoto en el dorso de la mano, mientras miro descarado, la matricula.

El valiente sale chirriando ruedas como alma que lleva el diablo.

- Seguro que el coche es robado. Me dice el anciano.

- No lo sé, señor, pero el susto lo lleva en el cuerpo.

- ¿Es usted policía?

- ¿Yo? Qué va.

Me sonríe y dandome la mano, me dice: Ya decía yo que usted no tenia pinta. Estos cabroncetes ni distinguir a un madero saben...




Muy raramente
Konstantinos Kavafis

Es un viejo.
Agotado, encorvado,
vencido por los excesos y los años,
por la calleja avanza con pie lento.
Sin embargo, cuando entra en su casa para esconder allí
su ancianidad y su miseria, piensa
en todo la que aún comparte con él la juventud.


Los jóvenes recitan sus versos.
Las imágenes
por él creadas ahora encienden sus ojos.
Su sano y voluptuoso espíritu,
su cuerpo hermoso y firme aún, se conmueven
con la expresión que él diera a la belleza.





Concierto para piano n.º 23 en la mayor, KV. 488 II mvtº. Adagio
Mozart
Vladimir Horowitz


No hay comentarios: